Juventud, tecnología y aprendizaje: Lo que nos revela el uso de la IA en estudiantes de nuevo ingreso en ingeniería
19/10/2025 | https://doi.org/10.63083/lamec.2025.51.admm
En los últimos años, la inteligencia artificial (IA) ha dejado de ser una tecnología del futuro para convertirse en una herramienta cotidiana. Desde los buscadores de internet hasta las aplicaciones de traducción o los asistentes de texto como ChatGPT, la IA se ha integrado en muchas de las actividades que realizamos sin que apenas lo notemos. Pero, ¿qué pasa cuando esta tecnología llega al aula? ¿Están los y las estudiantes preparados para usarla de forma crítica, ética y productiva? ¿Y los docentes?
Estas preguntas motivaron la investigación que se presenta en este artículo. A través de un cuestionario digital aplicado a 346 estudiantes de primer semestre de ingeniería en una universidad pública mexicana, buscamos conocer cómo perciben, usan y se relacionan con la inteligencia artificial, cuáles son sus intereses formativos y qué condiciones contextuales influyen en estas prácticas. El estudio forma parte de un esfuerzo mayor por impulsar una educación digital más contextualizada, ética y centrada en el estudiante.
IA: entre el entusiasmo y la incertidumbre
Uno de los primeros hallazgos de la investigación fue que la mayoría de los estudiantes tienen una percepción positiva de la IA como herramienta de apoyo para el aprendizaje. Sin embargo, esta valoración positiva está relacionada con una comprensión parcial de sus alcances y limitaciones. Muchos estudiantes asocian la IA con tareas automáticas o con la resolución rápida de ejercicios, sin considerar su potencial para fomentar el pensamiento crítico o la creatividad.
Esto puede explicarse, en parte, por la manera en que se ha introducido la IA en los entornos educativos. Como señala la UNESCO (2023), menos del 10% de las instituciones educativas a nivel mundial tienen lineamientos claros sobre el uso de IA, y en muchos países ni siquiera existen programas de formación docente en esta área. Es así que, tanto estudiantes como profesores se ven obligados a improvisar, sin una guía clara sobre cómo aprovechar estas herramientas de manera pedagógicamente significativa.
Usos frecuentes, aprendizajes superficiales
Cuando se preguntó por los usos específicos de herramientas de IA encontramos que el 74% de los estudiantes indicó utilizar la IA para buscar información complementaria para sus tareas, y el 73% para resolver dudas o recibir explicaciones sobre temas de clase. Estas cifras muestran una incorporación generalizada, pero también una tendencia al uso funcional e instrumental.
Actividades que requieren mayor elaboración, como redactar textos o resolver problemas matemáticos con ayuda de IA, mostraron porcentajes menores (59% y 49% respectivamente). Esto indica que, aunque el acceso a estas herramientas es amplio, su uso no siempre se traduce en aprendizajes profundos. Se privilegia la inmediatez sobre la comprensión, lo que plantea un reto importante para el diseño de estrategias educativas que promuevan un uso más crítico y reflexivo.
Aspectos éticos y uso responsable
Una de las secciones del estudio fue la dedicada a los aspectos éticos. Aunque el 85% de los estudiantes estuvo de acuerdo con la afirmación “la IA debe usarse con honestidad académica”, y el 76% reconoció la importancia de citar las fuentes generadas por estas herramientas, también se observaron respuestas contradictorias. Algunos estudiantes no identifican como plagio el copiar directamente contenido generado por IA sin declararlo.
Por otro lado, el 45% de los estudiantes indicaron no sentirse cómodos con el uso de la IA en contextos educativos, lo que sugiere una falta de información clara sobre el funcionamiento de estas herramientas, el temor a usarlas de forma incorrecta o la percepción de que su uso no es del todo legítimo en el ámbito académico.
Estos hallazgos indican que la integración de tecnologías emergentes no debería limitarse a una adaptación técnica o funcional, es necesario el acompañamiento pedagógico que promueva una educación basada en la ética donde se asuman responsabilidades compartidas y contribuya a un aprendizaje autónomo. Más que imponer restricciones, se trata de realizar prácticas educativas que integren la cultura digital, generando aprendizajes significativos y desafiantes.
El deseo de aprender está presente
A pesar de la falta de formación previa, uno de los datos más alentadores fue el alto interés de los estudiantes por capacitarse en el uso responsable y efectivo de la IA. Más del 90% manifestó querer participar en cursos, talleres o actividades prácticas. Además, mostraron preferencia por modalidades flexibles e interactivas, lo que refuerza la necesidad de diseñar propuestas formativas más contextualizadas y atractivas.
Las Tecnologías de la Información, Comunicación y Colaboración (TICC) pueden ser aliadas clave para fomentar el aprendizaje activo y significativo, siempre que su incorporación sea planificada y alineada con los objetivos pedagógicos.
El contexto importa: diversidad y equidad
El análisis de la información contextual mostró que no todos los estudiantes parten del mismo lugar. Algunos deben compartir sus dispositivos con familiares, otros tienen acceso limitado a internet, y muchos trabajan mientras estudian. Estas condiciones afectan directamente la forma en que usan la IA y las posibilidades de aprovecharla para su aprendizaje.
Este punto es fundamental: no basta con promover el uso de IA, es necesario acompañar y adaptar las estrategias de enseñanza para que respondan a la diversidad de condiciones, intereses y trayectorias de los estudiantes. Existen muchos factores de reprobación en carreras de ingeniería que están asociados con la falta de diagnóstico y acompañamiento oportuno de las necesidades de la población estudiantil.
Reflexiones finales
Esta investigación no ofrece respuestas definitivas, pero sí abre un camino para pensar la educación en tiempos de inteligencia artificial. Nos recuerda que la tecnología, por sí sola, no transforma la educación. Son las estrategias pedagógicas, el acompañamiento docente y la comprensión del contexto lo que permite que herramientas como la IA se conviertan en aliadas del aprendizaje.
Como docentes, tenemos la oportunidad (y el reto) de acompañar a nuestros estudiantes no solo en el uso de nuevas tecnologías, sino en la construcción de un pensamiento crítico, responsable y creativo frente a ellas.
Y esa tarea, lejos de ser técnica, es profundamente humana.
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